domingo, 5 de agosto de 2012

05-08-12 El Gran Desfile de las Naciones Celtas

Tocan diana a las 8.

Este hecho a un turista normal no debería llamarle la atención. Sin embargo, invito al lector a que se empape en las siguientes entradas de este blog para hacerse a la idea de que la pareja protagonista no es precisamente de "turistas normales". Y, en concreto, no quien les escribe.

Pero sí. Hay que madrugar: hoy es el Gran Desfile de las Naciones Celtas (si no hubiera sido muy grande y no hubieran realmente desfilado todos los habitantes de las naciones celtas parecería un nombre pretencioso, pero les juramos que fue como se anunciaba).

Nosotros pensábamos, ignorantesdelavida, que sería un evento similar, algo mayor, pero similar al desfile del año anterior en Perros-Guirec. Pero, no, pronto nos dimos cuenta de que se trataba de la Madre de Todos los Desfiles del Mundo Mundial.
De hecho, nuestra ingenua idea primigenia era habernos colocado en la salida e ir avanzando poco a poco a otras zonas para ver el ambiente. Una pena. Apenas unos pocos cientos de miles de personas nos lo impidieron.


La cosa, como ven, no estaba fácil

No sin dificultad, encontramos un hueco en segunda fila, tras unos señores pesadísimos que pensaban que sus mochilas eran prolongación inevitable de su cuerpo (animo aquí al lector a leer con detalle la entrada, que la habrá, relativa a la educación del pueblo bretón).

El desfile comienza, cómo no, con el Bagad de Lann-Bihoué (aún nos caían bien) y continúa... con otros 1.126 bagadou, cien o doscientas bandas de gaitas, par de asturianos y gallegos, los señores coñazo del año pasado del coro de ancianos revenidos del País de Gales (quién coño se hará cargo del viaje de no menos de 40 señores, imaginamos que con sus señoras -las que vivan-, durante una semana, a tutiplén, para que luego no hagan otra cosa que hartar al visitante con su supuesto canto jilguerioso)...

Háganse una idea, señoras y señores, de lo que es el Gran Desfile de las Naciones Celtas.


 El bagad de Lann-Bihoué cuando aún nos caía bien
Las banderas de las naciones celtas.
Que alguien me explique qué hace ahí la de Estados Unidos, salvo que ahora se considere el baile country como un continuador de los bailes bretones esos de ponerse chico frente a chica y que la chica le tire de los bigotes al chico. Para comprender esto hay que tener un importante bagaje de Astérix y Obélix y recordar el capítulo del romano infiltrado para robar la poción mágica y cómo lo descubren porque le tiran en un baile de sus falsos bigotes.
Pero eso es otra historia. La pregunta es: qué coño hace ahí la bandera de Estados Unidos.


Esta chica es canadiense y su arte altamente recomendable. Fue otro de los grandes descubrimientos del viaje del año pasado (véase abajo, en la Noche Intercéltica, 10-08-2011)



 
Puxa Asturies

 Tradición y modernidad. Y niños
 I FIL Good; you FIL Good... y así sucesivamente


¡Más monas!, haciendo asín claqué y con sus faldas ¿de madera? Es que no se mueven nadená.




 Ay, Ghalisia, Ghalisia

A estes de Burela logo atópalos ás doce da noite no pavillón de Galiza sen o traxe, cunha castaña encima importante e a bailar muiñeiras e non che é o mesmo, non





Eso sí, y montones y montones y montones de montones de montones de niños pequeñitos, rubísimos y monísimos.


 ¿Les suena la familia bretona que hay ahí al fondo?
¿No? Eso es que no se han detenido en el paréntesis étnico-demográfico del presente blog. Mumal.










La foto no es muy allá, pero el hecho de poder ver a Sorolla de pequeñito, creo que merece la pena




Rompiendo un poco la uniformidad, mas sin en cambio, muy representativo de la idiosincrasia bretona, estuvo también el asunto de los paraguas. Imagínense por un momento que la nube que acechaba decide romper aguas. Dónde van todos esos peinados, esos bigudíes, esos gorritos, esos pobres bebés... Mejor ir preparados.









Sobre todo, ¡que no pare la música!.
Por cierto, que esta chica que tenemos aquí en primer plano, ¡sí! ya la vimos el año pasado en Perros-Guirec. Hay sonrisas que no se olvidan


¿Sí o no?


Tras dos horas de desfile, y a la vista de que la nube, como se ve, amenazaba y que también lo hacía la artrosis de nuestras rodillas, decidimos desvincularnos momentáneamente del celtismo y pasar a hacer un poco el turista.

Una pena, es verdad, porque apenas ya quedaban dos horas y media más de bombardas y gaitas.

Ah, los trajes regionales, preciosísimos.




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